Retorno esperado


Retorno esperado


No hace tanto frío como en días pasados, hoy es Miércoles pero es una ocasión muy especial pues mi primo que reside en España ha llegado por un mes a este grato e ingrato país llamado Perú. Imaginaba que después de casi un año y medio siguiera físicamente igual a como partió, fue una grata sorpresa verlo tan delgado pero no con los músculos tonificados –aparentemente, pues no le vi los pectorales- él siempre fue una persona amigable con más erratas que errores, debo reconocerlo. El primer vistazo ocurrió por gentileza de mi primo Aldair que radiante y desbordante de emoción gritaba “Lalooooooo, Lalooooooo, Igor ha llegado está en casa”, yo traté de reducir mis ánimos que llegaron a niveles insospechados por la visita de mi primo, me puse mi jean nuevo que lo compré hace unas semanas por mi cumpleaños, una polera de colores claros, zapatillas negras y un polo el cual no recuerdo.
Partí entonces rumbo a la puerta del tercer piso –yo vivo en una casa familiar de abuelos, tíos, primos- muy entusiasmado por cada escalón que pisaba, se me hacía extraño ver que bajaba lentamente, creo que quería controlarme para no parecer un eufórico fanático –que lo soy, debo admitirlo- al llegar al primer piso miro hacia fuera del marco de la puerta y veo a mi querida tía Laura que por cuestiones de la comprensión y cosas de pareja decidió –creo yo- por mutuo acuerdo separarse de mi tío Carlos -el padre de Igor-, la observé varios segundos y percibía una luminosidad al ver a su hijo pisando suelo peruano y siempre preocupándose por él, giro la cabeza y veo a mi querido primo cargando extrañamente unos fierros largos que servirán para techar un cuarto del fondo de la casa. Al primer vistazo no le pude ofrecer la mano para saludarlo porque él ayudaba casualmente a un señor que hacía lo mismo, me miró y me dijo “Hola Lalón” yo sonreí y le devolví el saludo y ofrecí tácitamente mi energía para colaborar con la labor. Concluimos con el último fierro que lo llevé yo solo y le iba dar la mano para agradecerle por lo pasado y lo futuro pero rápidamente observé su mano derecha que estaba casi limpia y en la izquierda llevaba una franela roja que cuidadosamente era su apoyo para no contaminarse con los restos y males que esconden esos fierros, me limité a no insistir, asimismo mis manos estaban pintadas de un naranja combinado con marrón referente a la suciedad de lo cargado. Ágilmente Igor abrió el caño y se lavó las manos además de refrescarse la cara yo quise participar del momento y cogí el jabón –que era para ropa- y sin palabras sugerí que él hiciera lo mismo y le ofrecí con mi mano el susodicho jabón que ya debe ser extraño para él, supongo debe considerarlo algo arcaico, añoso, veterano pero finalmente lo terminó usando.
Mis manos se secaron. Le di la mano mirándolo tímidamente a los ojos y un abrazo, luego nos dirigimos a la sala a conversar y aparecieron más personas de mi familia mi abuela, mis tías y sus hijos e hijas. Hablando de lo más obvio como su repentina delgadez que muchos consideraban como desnutrición aunque él denotaba encarecidamente que se sentía bien, muy bien y que seguiría bajando, pues esa era su decisión. Nos dirigimos a sentarnos a los muebles y a seguir conversando pero llegó mi tío Carlos, lo vio y por primera vez después de ese tiempo extenso que puede sentir un padre ante su hijo, observé esa lucecita en los ojos que demuestra muchas emociones, un roce de manos, un apretón de manos, miradas colisionando, un abrazo muy significativo, y pensamientos que desconozco. Mi tío Carlos sugirió ofrecernos un Wisky que -supongo- celosamente lo guardaba para una ocasión especial o muy especial como esta. Subió las escaleras dirigiéndose a su cuarto y volvió con un Chivas de 12 años, recuerdo bien lo que pasó, abrimos el Wisky girando la tapa y a disfrutarlo. Carlos –mi tío- preguntó que cuántos íbamos a beber pues no todos tomamos y sirvió gentilmente los vasos y además picó hielo para todos. Repartió las bebidas y a seguir la platicando como viejecitas chismosas. A mi derecha mi primo Aldair que sorpresivamente participaba en las conversaciones de los mayores y a mi izquierda Igor. Me comentaba sobre su vuelo que fue directo y que conoció a una española atractiva que sorpresivamente vivía muy cerca de su casa en España, me comentó que hablaron todo el vuelo y que le pareció muy agradable que tal vez intente una aventurilla furtiva con ella. Me enseñó unas quemaduras que ya eran cicatrices que fueron marcadas por una freidora, muchos le habrán dicho que se ve feo las cicatrices en brazos –bueno, en cualquier parte del cuerpo- pero para mí son como medallas a la torpeza misma, sí, a esa misma, a esa que muchos no admitimos y sólo valientes o tal vez más tontos admitimos, yo escuchaba detenidamente sin interrumpir.-Personalmente, detesto que me interrumpan cuando hablo, pero aun no es el momento adecuado-
Mi tía Laura le dijo a su hijo –Igor- que iba a llamar a un moto-taxista que vivía cerca de su casa para que viniera a recogerlos para regresar a su casa a descansar, pero mi tío Carlos le sugirió que mejor tomara un taxi porque en la pista que ladea la casa, la misma que antes de tocar la carretera expone de una manera negativa, chabacana y en general de lo peor unos cuchitriles dónde personajes pintorescos acuden a beber, fumar, y tener sexo. La verdad no me importa que existan esos lugares, pero no soporto ni acepto el vandalismo que ofrecen esos lugares, le dan mala fama a mi calle -que no está muy lejos, sólo a unas tres cuadras y media- y los olores recordables y nauseabundos. Por esas razones mi tío se preocupa, yo haría lo mismo.
Miradas marcadas entre Igor y mi tía Laura, ya era el momento de partir. Un despido agradable -de los pocos que existen- de parte de todos, besos y abrazos, palabras de agradecimiento y de un pronto encuentro. Chao, primo.
Mi padre ya había llegado unos 15 minutos antes, y mi tío josé también. Igor ya había partido y nos quedamos sentados en la mesa deseando ese wisky que ya le quedaba poco por su dura lucha contra sus bebedores. La mayoría mezclaba gaseosa negra –no quiero decir su nombre porque la detesto- con el néctar añejo en roble, conversaciones sutiles y complicadas, finalmente se terminó el licor y agradecimos el momento. Yo me quedé un rato en la sala guardando el momento en mi memoria.

Abril



Abril

Antes se me hacía muy difícil relacionarme con personas nuevas, específicamente mujeres pues les tenía cierto miedo y no sólo a ellas sino también al rechazo.
Aquella chica venía de algún lugar siempre risueña, provenía de alguna calle, de alguna casa, de alguna familia que no conozco, que ignoro. Mi primera impresión sobre ella no fue muy complicada pues sólo la observaba, me dedicaba a observar sus actitudes que mostraba a las inquietudes de todas esas nuevas personas, para mí sólo era una chica linda físicamente, ella tenía el cabello lacio pero ondeado en las puntas, cabello castaño estrecho y muy bien cuidado, tenía ella ojos algo achinados y cafés, una cara muy linda y pues todo hacía juego con ella y a mi parecer estaba hecha a su medida, poseía un cuello muy hermoso que sostenía esa belleza de rostro e indudablemente sus labios ligeramente matizados de rojo, eran muy deseables tanto como una freza en chocolate.
Ella se sentaba adelante, muy cercana a la pizarra pero en la segunda carpeta de la derecha, a pesar que estaba muy pegada a la derecha siempre prestaba tención a las clases.
En algunas ocasiones las clases eran aburridas y mientras el profesor hablaba muchos pensábamos “bla bla bla, ya empezó a decir cosas sin importancia” y era razonable pensarlo y más razonable callarlo. Claramente hablaba ella cuando le preguntaban, yo aun no me animaba a iniciar un coloquio porque su belleza opacaba mi fluidez. Las cosas cambiarían muy drásticamente al pasar los días. Mi ubicación era la segunda carpeta de la derecha exactamente a su lado, yo apreciaba todas las clases pues era un novato. Sin intención alguna o sin querer iniciamos una plática y me encantó su voz cuando respondía a mis consultas yo francamente miraba sus ojos y sus labios, ella me miraba a los ojos o tal vez no. Ella me arrancaba el aburrimiento y las dudas. Reíamos mucho yo le parecía muy gracioso, un payaso, muy alegre y a mí ella me parecía una chica bella que se movía con el viento de mis labios, meneaba su cabello al compás de mis bromas, ella definitivamente se convertiría en una muy buena amiga mía.
Transcurrieron muchos días y nuestra amistad acrecentaba y ameritaba nuevas expresiones, roces de piel, caricias de cabello y juegos sexuales casuales o simples provocaciones.
A mí me fascinaban sus insinuaciones y su mirada al vacio, aquella chica derrochaba risas y nunca detuve ni paré a ese rostro en tan bella reacción que no era casual.
También me relacioné con un amigo muy querido llamado Javier, él era muy lindo –no como ella claro-, era amable y muy alegre por eso tal vez me fue fácil ser su amigo un verdadero amigo. Sugerimos tácitamente ya no ser sólo dos amigos sino tres. Muchas veces la pasamos bien nos burlábamos de algunos del salón felizmente nadie se enteraba, existían también personas alrededor mío que no me agradaban muchos de ellos no los pasaba como amigos ni compañeros eran muy vulgares, chabacanos al expresarse, no eran como yo o mejor dicho no era como yo quería que fueran. Ellos o aquellos sólo tenían cabeza para hablar de sexo, tetas, experiencias amorosas que tal vez sólo eran alucinaciones para tratar de quedar bien o impresionar a los otros de su círculo, aquel tipo se consideraba el maestro, el que todo lo sabía y nadie podía engañarle y tal vez sabía más que nosotros pero era un burdo y tosco al expresar sus ideas, recuerdo que decía sus barbaridades en frente de las chicas, se bandereaba como el canchero, el experimentado en el sexo, era un chiste para mí, un personaje nada atractivo y pues no tenía otra opción que rechazarle como amigo.
Pocas veces conversábamos con ese tipo y me decía “pucha causa ella está bien fuerte, está como para darle toda la noche”, yo soltaba una sonrisa falsa para no decirle que odiaba que él me hablara, y pues muchas veces te lo comenté y tú respondías diciendo que no te importaba lo que él dijera pues todo era una barbaridad con él, a mi me agradaba cuando te molestabas pues el rostro tan calmado se transformaba en uno flemático que también me gustaba.
Nos pasamos esos momentos muy bien aunque Javier se retiró en el primer ciclo y tú continuaste. A pesar que tenías problemas en tu casa, en tu trabajo y económicos, tú preferías reír cuando podías. Aquella vez la tristeza tomó de motín a tu alegría tenías un problema nuevo y de importancia pues las emociones son traicioneras y lo sé, no me decías qué te sucedía, no me lo querías contar hasta que a tanta insistencia hablaste conmigo y me dijiste que habías terminado con tu enamorado, aquella pareja que nunca te mereció.
Frecuentemente teníamos conversaciones algo acaloradas, no por problemas sino por atracción, tú me deseabas y yo también. Yo me hacía el difícil sólo para incitarte a que des el paso inicial tú y no yo.
Durante las clases alguna vez te dije que era gay pero que lo estaba dudando y tú mi querida te ofreciste a cambiarme –que de haber sido gay estoy seguro por ti sería un macho en la cama- al inicio pensé que era broma pero las cosas se enseriaron y dieron giros inesperados pues ahora ambos jugábamos con provocaciones roces más frecuentes. Ese primer ciclo no nos iba a durar mucho así que un día decidimos ir a disfrutar el día, aquel Sábado nos fuimos a una piscina pública que francamente detestaba porque odio ver a mucha gente desconocida muy cerca de mí. Valió la pena pasar el día contigo, con Javier, con Gian –un chico con varias personalidades- y con Cati –Cati era una chica que quería besarme de una u otra manera, pero yo nunca le hice caso-, disfrutamos de la piscina al meternos y sumergirnos en ella, te reías de los clavados de Gian y creo me mirabas cuando yo hacía lo mismo aunque yo tenía más práctica con eso de los clavados pues observaba como mis tíos lo hacía y copié la técnica que ahora creo es de familia. Luego de estar horas en el agua salimos a almorzar estuvo muy agradable también ese momento, tanto que decidimos tomarnos fotos y salimos muy alegres, pero lamentablemente se perdieron dos fotos que me gustaban porque recuerdo que me pinté la mano con un marcador negro y aquella foto se perdió pero el momento está guardado en nuestras memorias o tal vez sólo en la mía y al finalizar el día cada uno partió a su dirección habitual, a nuestras casas.
Lunes, Martes, Miércoles, Jueves, Viernes, Sábado y domingo, los días transcurrían sin piedad alguna hasta que llegó el final del primer ciclo. Muchos de los miembros del salón decidimos hacer una reunión de despedida o de fin de ciclo y tú ofreciste tu casa y nadie se negó.
Recuerdo el piso de madera y esos muebles adorables y cómodos, me dijiste”aquí está mi cuarto, aquí no entrarás” y sonreíste muy coquetamente –yo sólo reía con el deseo a que te equivocaras- luego nos dirigimos a tu sala a bailar, conversar y beber cerveza.
Las horas pasaban, el alcohol iba tomando control sobre nosotros y en especial en nuestros cuerpos, me sugeriste que te acompañara a la tienda a comprar cigarrillos. Bendito azar el de aquel día, te dirigiste a la tienda junto conmigo y compraste los cigarrillos volteaste y me besaste yo respondí a ese llamado ansioso que mi cuerpo también necesitaba, Besos fogosos, respiraciones agitadas, toqué tu cintura que era como estar en un laberinto y seguramente quería perderme ahí contigo. Me miraste y supimos que esto se repetiría, yo sabía que en ese momento tú tenías enamorado pero no me importó ser el otro en esa ocasión.
No debería contarlo pero sin embargo esa tarde contigo disfruté mucho, luego entramos a tu casa bailamos y te robé un beso delante de todos, y aquellos rostros envenenados e impactados, muy callados observaron. No me importó que me vieran, total eres mi amiga.
Al finalizar cada uno se fue retirando y partieron de regreso a sus casas sabiendo o tratando de entender que no todos regresaríamos al salón para el segundo ciclo.
Y así fue, tú sólo te quedaste para mediados del segundo ciclo por esos problemas económicos que conté anteriormente, lamentablemente te retiraste y prometiste regresar.
Rosa se llamaba aquella chica, con rostro bello y risible., llena de memorias alegres y otras tristes que caían como los pétalos de un cerezo. Ella tenía el nombre de Rosa y le agradaba fumar cigarrillos y al tiempo redujo su consumo. Debo confesar que también me contaste que fumaste marihuana con una amiga tuya, que fue sólo una vez y yo te creo –aunque muchas veces haya bromeado con eso-, Rosa se llamaba y coleccionaba boletos de los buses, le agradan los dulces, no le gusta el sol y le encantan mis besos.
Chica guapa, así era ella. Tuvimos encuentros furtivos pocas veces, hiciste conmigo una excepción pues ya no era tu amigo. Era algo más que un amigo.
Abril. Llegó ese mes y fue la última vez que nos besamos.
Abril, así querías que te llamara en mis narraciones, y así será.
Conservo fotos de ti mí querida Abril, aunque sólo son recuerdos.
Muy rara vez o en pocas ocasiones solías cantar y era fascinante observarte, respirar tu aire sabiendo que serías mi compañera, una amiga, que tal vez no debimos querernos tanto, aunque sin embargo te quiero. Sabes mejor que yo, que los besos calaron más que los huesos y ese pasillo nocturno sin luz ni vino tinto fue testigo de esos besos envenenados, nos perdimos ese día pero ambos sabemos que algún día amaneceremos juntos, con esas memorables caricias vanas, pero satisfactorias tanto que muchas veces suspiraste por mí.
Pero el tiempo es cruel e infatigable verdugo, y ahora estás con pareja, él es un muchacho muy alegre, amigo mío y sé que no te fallará. Además él sabe o tiene la noción que pasó algo más entre nosotros y pues tiene razón –no entraré en detalles ahora, aunque las imágenes habln por sí solas, aquellas fotos de nuestros besos apasionados de aquella noche de Abril tatuaron esa marca en nuestros labios, lo siento pero debo mostrarlas.
Fuimos una especie de fantasmas en nuestras vidas, en la tuya soy un mejor amigo que siempre está ausente, un amigo ingrato, un amigo especial, un amor tácito, alguien que desaparece y aparece, tal vez sea sólo una memoria o eso es lo que creo yo.
Recuerdo una ocasión que conversamos sobre sexo, sonreíste mucho y seguramente se enrojecieron tus mejillas cuando te pregunté si alguna vez soñaste conmigo en esa situación, ¡por favor cuéntamelo! –dije yo. Fui un poco atrevido, un impertinente y me disculpo por eso pero no aguantaba las ganas de preguntártelo y saber qué y cómo lo hacía pero te engaste sólo atinaste a decirme que sí lo soñaste. Me honra tu sinceridad mi amol.
De las pocas veces que platicamos sobre lo que escribía me dijiste si podía escribir unos versos y te dije que solamente tú sabrías que eres aquella mujer, aquella mujer de ojos llenos de ponzoña esa que bebí alguna vez, pero que no pude embriagarme de tu placentero sabor lleno de un cáliz letal y dulzura. Al convertirte en ese licor sólo te bebería una vez, porque me es más placentero recordaste como una compleja y fugaz primera vez, una llena de preguntas y respuestas llena de miradas, roses, respiraciones agitadas y fuertes, cada vez más y más, mirarte y saber que no podré recuperar el aliento aunque lentamente recupere la lucidez y te alejes de mi.
Nuestros días buenos siguen en ese rayito de luz que le llamamos amistad, yo acudiré a ella cuando necesite sentirte, y sé que tú harás lo mismo.
Es tiempo de partir.
Esta vez cargaré esa maleta y brindaré a tu salud.
Así es el amor mi querida Rosa, yo te amo a mi manera.
Tú me quieres y yo lo sé, la complicidad seguirá con nosotros, nuestros secretos, nuestros deseos. Siento no haberte llamado para tu cumpleaños, discúlpame. Pronto te llamaré.
Es momento de encender un cigarrillo y posarme en mi ventana mientras la garúa mi fiel compañera está allí, observaré esa calle aburrida que es la mía.
Mi calle Nostálgica.

El efecto del querer


El efecto del querer

Nos conocimos como dos jóvenes de vidas, deseos, pensamientos y gustos distintos.
Aunque sólo estaba en primero de secundaria, mis emociones se centraban vagamente en ti, fue tan extraño que naciera un enamoramiento tan fugaz, era imposible de negarlo.
Aun era un principiante con aquel tema “el amor”, pero eso no significó que no lo quisiera intentar.
Al darme cuenta ya habían pasado tres años muy largos llenos de nuevas experiencias, pero mi “amor” seguía intacto, sentía que eras una especie de musa, tu imagen en mi mente era incansable y bastaba mirarte para escribir un sueño imaginado.
Luego supe que ya tenías un amor, un amor que no entendía ni aceptaba, me negaba a vivir con una sonrisa que no era mía, no me di cuenta, ya habías tomado una decisión.
Me resigné a tu falso amor, sonrisa, abrazos, -confortable, pero insuficiente.
Era toda una ilusión contigo, una fantasía en donde sentíamos lo mismo, o al menos eso era lo que quería.
Pero esa falsa realidad llegó al extremo, bastaba mirarte para que mi cuerpo expulsara afecto de la nada.
Esto se convirtió en algo enfermizo, algo crónico, esto me consumía cada vez más.
Decidí conquistarte, todo el tiempo pensaba en eso-te miraba, eso te agradaba.
Te tocaba muy suavemente, te llenaba de adulaciones eras mi reina en ese momento.
Y di el paso final, te dije que me gustabas y que quería estar contigo, pero no fue lo que esperaba porque me respondiste con un “no sé”.
Bueno, al menos ese no sé me hizo pensar que sí sentías algo por mi.
No me resigné a perder una segunda oportunidad, así que luego de 1 mes de planear o tratar de vocalizar lo que iba decirte en ese momento llegó la hora, te busqué y te miré a los ojos y empecé a hablar - muy fijamente me observaste, fue entonces que dije “intentarías algo conmigo, qué dices? ”, todo sucedió tan velozmente que tu respuesta fue la misma, lo pensé muy detenidamente y te dije que no había problema.
El mismo día que me dijiste que nó, el maldito destino me jugó una mala pasada , sin saber lo que pasaba decidí salir de mi casa y caminar, ahí fue cuando te vi dándole un beso a otro que no era yo …
Maldita sea, mi cuerpo empezó a palpitar con escalofríos, ahora es cuando me doy cuenta del cambio instantáneo de emociones al ver a alguien que te traicione.
Un sentimiento de odio y desprecio nace dentro de mí.
El arte del engaño es tu oficio, pero ese don te costará muy caro

Trataste de hacerlo una vez mas, lástima que llegué en el momento preciso para ver tu actuación fallida.

El daño empieza ahora, nuestra amistad no fue dañada y siguió creciendo, te fui agradando cada vez mas, ahora no era yo el que demostraba mi amor ante tu amistad, porque tu misma me insinuabas tu amor.
Tomé ventaja de eso, y di el golpe final, una vez mas te pregunté si querías intentar una relación conmigo , pero fue diferente, puesto que ahora tu respuesta fue un sí.
Hoy puedo decir al fin, somos una pareja
Una relación destinada a marchitarse , muy bella, pero la realidad es otra.
Demasiado absurdo fue lo que me hiciste, pero eso derrumbó a mi corazón.
Enfrento mi realidad, saber que ya no estarás.


Te digo mujer, que ahora eres lo peor que pudo haber pasado en esa vida, me traicionaste de una manera tan trivial , estúpida e inmoral.
Siempre estuve atento a tus acciones, y no creas que soy un idiota, maduré en ese lapso de una manera veloz.
Me traicionaste, sólo eso me vale ahora, me traicionaste, tu lo causaste primero.
Hiciste que mis palabras valieran una mierda, ten en cuenta eso.
Tanto era el amor que sentía por ti que decidí no decirte ni reclamarte por lo que hiciste, me hice el que nunca vio nada.

En una ocasión especial conocí a una mujer de cabello largo como el río que cae en la boca del mar, unos ojos grandes, su boca, que me llevó hacia el pecado, sus pechos que me atrajeron como la luna atrae al mar, adulaba cada parte de su cuerpo, sentía que era especial, el único defecto fue que eras de otro hombre.
Ella me dijo que porqué estaba contigo mujer ,y le respondí que todo lo que buscaba lo encontraba en ti, aunque no era del todo cierto.
Ella sonrió y lentamente se fue acercando , mi corazón palpitaba tanto que mis manos deseaban tocarla, de pronto sentí su cuerpo cálido, un beso.
Un beso, tan ardiente como el centro del sol, me diste un beso, no entendí porque?
De pronto sentí que te estaba traicionando, aunque el beso fue acalorado y largo de tiempo, no pude mas ,ese beso me dejó una marca en los labios.
Me sentía excitado y a la vez un vil por la traición que ejecutaba, pero no, ya que mi principio es el de proclamar la carne viva, la suya propia por sobre la letra muerta ; concibo todos los poderes y los gasto en los placeres, usando las traiciones como combustible para celebraciones blasfemas donde me rindo culto a mi mismo, donde lo que me gusta es bueno y lo que no malo, donde no hace falta creer en nada y donde nadie me dirá que cosa hacer o no hacer.

Me reunía con ella pocas veces, pero era un momento maravilloso lleno de caricias vanas, besos fuertes y sexo vigoroso. Lástima que la visita fuera corta.

En los momentos de intimidad con mi pareja, no sucedía nada aunque era inminente nuestro afecto que quería manifestarse de una manera distinta.
Luego de unas semanas empezaste a comportarte de una manera hostigante, muy celosa y arrogante.

Sólo esperaba el momento preciso para decirte a la cara lo mucho que te detesto y el de las malas jugadas que me hiciste, me hiciste mucho mal.
La última pelea está apunto de empezar.
¿Por qué me sacas en cara que no soy bueno contigo?
¿Por qué me dices que nuestro amor se vuelto una carga?
¿Por qué me dices que esto no puede acabar hoy?

Como explicarte, eras el universo para mí, pero el momento preciso a llegado.

Me cansé de tus problemas, ya estoy harto de ti !
Me cansé de oír tus gritos locos, tu basura y tus insultos, te golpeé y te arrojé al piso, ahí fuiste agonizando, te eché cerveza, sangre, hielo y ahora tomo en tu nombre.
No me importa si muero, si me pasa un camión por la cabeza, no me importa morir.
Tu cuerpo se carcome y las moscas besan tus heridas sangrantes y coaguladas.
Una larva negra sale de tu vientre, que olor tan hediondo, entra y sigue comiendo.
Lo que un día fuiste nomás, la muerte absurda te llegó y yo vacilo en licor y gozo.
Pero sin embargo igual eras una basura. Todo era una horrible infección.
Mujer ingrata ahora tu estás muerta y yo vivo.
Gusano infeliz, síguetela comiendo beso a beso, día a día, hora a hora
Gusano infeliz, muérdela, dale la ternura que merecía esa maldita mujer.
Gusano infeliz, te comes,...lo que un día, YÓ comí primero.