A Lucio


A Lucio
Lucio se sentaba atrás a la derecha del salón de estudios, escuchaba la clase y conversaba con algunos compañeros. Mi primera impresión sobre aquel muchacho fue muy mala porque no aceptaba amistades que hablaran con muchas lisuras ni palabras soeces y francamente no tenía intenciones de hablar con él por temor a que me calificaran como un grosero. Tengo algo de miedo al rechazo por eso mi comportamiento cambió cuando ingresé al nivel secundario y ahora me encuentro cursando estudios superiores, bueno en todo caso no había forma o manera de ligarlo a mi círculo.
Una mañana con un frío como el de hoy me obligaron a laborar en equipo a decisión del profesor y me negué tácitamente, lamentablemente no pude expresarlo y el grupo se formó.
Mientras hacíamos la dinámica lo observaba minuciosamente pero sin perder la ilación con mi labor en aquel equipo, yo daba mis puntos de vista y el resto hacía lo mismo hasta que por mayoría o por imposición tomábamos aquella idea y la plasmábamos en hojas para luego presentárselas al profesor. Ya me estaba cansando de vincularme con personas que no soporto y sólo me quedaba una sola cosa por hacer, otorgarle la primera y última oportunidad de cambiar y aceptarlo como prospecto de amigo pues en el receso entablamos una linda conversación con temas variados desde cómo nos llamábamos, cómo nos sentíamos, qué tal pasábamos el día y el tan irritante fútbol que debo reconocer soy un cero a la izquierda pues nunca me agradó jugarlo pero sí en Play Station, mi apenas querido casi amigo Lucio respondía mis inquietudes con movimientos gestuales con su rostro y manos lo que según mi poca información sobre las mentiras me daba a entender que su información era cierta.
Luego de conversar tras unos cortos treinta minutos en el receso me di cuenta que mientras él y yo conversábamos, no decía él ninguna grosería –yo me alegraba por Lucio- pero al retornar al salón y juntarse con algunos otros vulgares, regresaba al mundo de la chabacanería. Supongo ellos deben creer que hablar de esa manera o expresarse de esa manera se ve bien, pero no, están lejos de verse bien y muchas veces son rechazados o vetados por la sociedad y yo no quería que sucediera eso con mi buen casi amigo Lucio.
Los días transcurrían y poco a poco iba influyendo en su vida, yo me ubicaba en la segunda fila cuarta columna y obviamente estaba cerca de dónde el profesor estaba y atendía o prestaba más atención que los de atrás, y durante el primer ciclo Lucio no se cambió de lugar, él seguía atrincherado y defendiendo su asiento.
Yo tenía un círculo diferente, mis amigos eran Javier, un muchacho dos años menor que yo que decían era homosexual, pero ojo serlo no era una ofensa pues ser homosexual no es para nada insultante y por último qué les importaba, tenía a mi amiga Rosa, una muchacha un año mayor que alegraba mi horizonte con su bella figura y su bella personalidad y mi amigo Gian Carlos que era ácido en comentarios pero franco. Ellos eran mi círculo habitual.
Lestter era un muchacho que era aun más grosero que los inicios de Lucio aunque él se las daba de “canchero”, o sea aparentaba ser el experimentado con las mujeres y era muy ofensivo al expresarse no sé si él se daba cuenta o lo hacía sólo para llamar la atención de los demás con esas actitudes burdas, comentarios y chistes burdos también. Al inicio detestaba que Lucio se juntara con él, pero como casi todo, él al conocerme tuvo que moderar pues nunca cambió su manera de expresarse, Lestter se adaptó a mi personalidad y luego que mi amigo Javier se retiró y Rosa también – Gian también se retiró-ya había ganado nuevos amigos, amigos que me acompañarían al segundo ciclo, Lucio y Lestter.
Ya había cambiado muchas expresiones de mi buen amigo Lucio, ahora era Lucio Adán, el señor Lucio Adán, mi amigo.
Era de noche, ya no éramos los de antes. Por circunstancias ajenas a mí ya no éramos tres los amigos y ahora éramos cuatro, un nuevo integrante, él era José. José el muchacho risueño y amiguero que rápidamente nos compenetramos y nos volvimos íntimos amigos.

***Lucio, aun no termino de escribir, no desesperes.***

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