A punto de perder


A punto de perder.

Despierto pensando en ti, recordando tus palabras y tu tono de voz único –o al menos para mí lo es– , las cinco sonrisas que tienes la primera cuando realmente te agrada una broma, primero esa carcajada que no puedes evitar y tratas de menguarla aunque no puedas y te guardes el chiste –como yo te lo decía– y te pongas roja como el polo que visto ahora, la segunda esa misma una fugaz, la tercera que veo muy poco y es cuando te amargas tus ojitos se bajan un poco y tus hombros igual, la cuarta , esa me da más risa , la usas para distraer al resto además de desconcertar porque ellos no saben si te agradó o no el hecho sucedido, la quinta que es la que prefiero por excelencia cuando miras al infinito y ríes muy profundamente para luego agachar la mirada hacia el piso y convertirte en mariposa, ahí es cuando no podría tocarte porque sólo daño te haría.

Apurado como siempre por las mañanas me toco las manos y me pongo de pié rumbo a la mesa para tomar desayuno, básicamente un vaso con leche o té –que es mi preferido– abro el refrigerador buscando jamón de pavo y me doy con la sorpresa que no hay entonces abro el pan y me pongo a hacer la tortilla mientras pongo el agua -no me gusta calentar el agua en el microondas- entonces miro el reloj y me encuentro pasado de tiempo, corro a la ducha y pues hago lo que todos hacen pero más rápido, continuo me visto me lavo los dientes y salgo a la calle.
Mientras escucho música en mi celular paro el ómnibus y me siento saco mi libro y pienso en como me irá el día de hoy tal vez bien o no, si hará frío o no y si el maldito miedo continua recorriendo en mi sangre, impregnándose en mi.

Cuando llego tarde es porque no encuentro asiento o el ómnibus se demora, no es que salga tarde –eso es a veces, no te mentiría– pero me encanta llegar temprano para disfrutar de la vista aunque a muchos les parezca extraño, pues sí a mi me fascina la mañana limeña por su niebla que me tienta a imaginar lo improbable y su poca luz que me hace esperar impaciente los siguientes rayos solares que probablemente saldrán y calentarán mi cuerpo.
Al llegar a mi destino a la hora pactada espero con ansias verte y desinhibirme para ti observándote detenidamente, sabes, te confieso que me encanta demasiadas cosas de ti, y aunque te parezca extraño –pues yo mismo soy un extraño en este mundo, y creo que lo sabes soy un errante que ansía compañía para seguir siendo él, él mismo– siempre me fijo en tus ojos que reflejan un brillo en especial ese es mi punto débil porque puedo describirte con sólo una mirada, –parece mentira no Gina? pero es cierto– me fijo en tu color de piel pues como un camaleón tu expresas cosas que tal vez no te des cuenta a pesar que son tus hábitos, no te das cuenta pero tu color de piel es cambiante por las emociones que fluyen en ti y no sólo me agrada eso sino que me gusta tu modo de vestirte le tengo un agrado muy especial a tu traje negro y plateado que te hacen brillar, resplandecer como si te reencontraras con ese mar y cielo sin fin, un sin fin de inquietudes pasean en mi mente y no solamente con ese vestuario, puesto que le hablo a tu polera morada también, que es mas sport pero te hace ver diferente.

Al pasar de las horas siento que mi reloj no anda.
Como yo, él te miraba y perpetuo esperábamos que fuese así. Una vez mas no quiero molestarte con mis ocurrencias salidas de un libro de malos chistes, pero cualquier excusa vale el día de hoy por que mi objetivo es oprimir a mi miedo y decirte un par de cosas.
Luego te contaré lo que detesto, no es el momento. Pues se acaba el tiempo, y voy a buscarte y explicarte las cosas que siento por ti apostando al todo, pero al final me encuentro solo pero con esperanza, quiero contarte de mi vida y de tantas cosas hermosas que me suceden sólo a mi. Espero te des cuenta de mi discreta soltura y mi manera de expresarme y comportarme contigo, intento y sigo tratando de existir, tratando dejando el miedo a un lado y olvidando mis memorias. No desvanezcas, no por favor, pues levemente desaparece mi iniciativa por ver a todo ese cúmulo de personas en esta baraúnda donde tu mirada está en mi pero tu conversas con todos, y aunque en ese momento me abrazabas y yo encendía el fuero a un nivel más no sabía como decirte lo que sentía y conocer el mundo de verdad. Aparecen tantos miedos que no me dejan pensar, me cuesta imaginar lo que vendrá, –felicidad y suerte, pues pondría mi empeñó y fidelidad en ti– aun no es muy tarde para lo que estoy sintiendo por que para esto te confieso soy muy lento mientras que la eternidad cansada de soñar en la realidad espera por mi.
Chau Miguel, dices con la voz tan cálida con la que siempre contestas a mis preguntas e inquietudes, sólo recordando mientras los números que comúnmente les dicen tiempo pasan y lo siguen haciendo, recuerdo un beso fuerte y perdona que te diga esto pero tengo unas fuertes ganas de reaccionar pero el miedo roza mis ideas, pues deseo abrazarte mirarte como si nunca te hubiera visto y me enamoraría a primera vista, estoy seguro que sí, darte un beso que espero trates de olvidarlo. A pesar de lo que pase yo no puedo olvidar de lo que me sucedió y mientras trato –como dice un poema que detesto porque me parece tonto– pues vuelvo a recordar. Te observo cómo lentamente te alejas de mi horizonte, condeno la esquina de esa calle porque separa mi vista de ti.

Es momento de decirte lo que me molesta o comúnmente me digo a mi mismo “lo que me pudre”, lo que me molesta es ver a ese metiche siempre ahí que aunque te ayuda en mucho y lamento no poseer ciertas cualidades porque no soy completo, él parado sentado a veces te toca y tu como mujer no te das cuenta pero yo como hombre denoto su intención insuficiente. Es como si raptara virtualmente parte de tu atención. Un pecado capital renace en mi la ira, me da rabia cuando se te acerca demasiado el tal Jacob con su mirada de yo no fui y siempre, no me cansaré de decirlo siempre esta ahí, y sabes…me aburre verlo y soy muy irritable pues para seguir conteniendo este sentimiento la única manera es salir de la habitación y me digo ten cuidado con el día deteniendo al carrusel de mis emociones, llevemos a este hermoso pasajero el que dice golpéalo por que hoy te alumbro, y se que es un hechizo pero reacciono arduamente para buscar mi respiración normal inhalando y exhalando despacio y luego regreso a la habitación mas calmado pero tu ya no estas.
Siento celos, no lo voy a negar.

Supongo que también detestas cosas de mí y quisiera que me las contaras ahora soy un libro abierto y voy a contarte lo que detesto de mi mismo, espero te agrade.
Para empezar con toda sinceridad, apenas siete personas lo saben y tú eres la octava, cuando era un infante jugueteando con los sobrinos de mi tía intencionalmente un niño me cargó e hizo que cayera al piso impactando mi cráneo y abriéndome la piel, siempre e sido muy fuerte ante los dolores, pues en esa ocasión no sentí el dolor del impacto y mi cabeza se adormeció, mi padre se enteró de eso a los quince minutos siguientes porque se me había hecho un coágulo de sangre en la cabeza –porque él acostumbraba tocarme al cabeza como todo padre amoroso a su menor hijo– e inmediatamente salimos de la fiesta en que estábamos, mi madre horrorizada y mi padre preocupado me llevaron ambos al médico no recuerdo que hora era, me reventaron el coágulo y me llevaron a mi casa a dormir.
Al pasar los años me enteré casualmente de una hoja de un médico que no recuerdo su nombre ahora, pues decía que había tenido un daño a la parte izquierda y decía que en el futuro iba a tener dificultades con los números, no es un pretexto realmente no lo es.
Cambiando de tema.
Entonces ese es uno de mis defectos, el segundo es que soy muy rencoroso y te lo dije, no olvido nunca las cosas malas que me hacen y marcan en mí. Soy vengativo también pero no al grado de hacer sentir mal a la otra persona, soy un vengativo compasivo, soy un celoso y otro defecto que tengo miedo de acostumbrarme a la soledad, miedo de sentir lo que siento, tengo miedo al rechazo.
Tal vez me haya convertido es un escudo de sentimientos por la decepción de mi secundaria, mi primer amor que no vale la pena recordar, pues me hizo sufrir mucho en ese entonces que era susceptible.
Con eso termino de aburrirte sobre mi vida pasada que no fue mejor.

Con muchos altibajos, decepciones y ambiciones me doy cuenta de lo efímero que soy, soy un grano de arena en la playa, pero este grano de arena quiere estar en tu zapato y no sabe como decírtelo.

La madrugada es mi compañera, pues amigable y en su sigilosa manera de hablar me da ánimos y puñales para continuar buscando a donde voy.
Te digo ahora que si continuas leyendo esto sorpresas que no esperabas encontrarás, pero si desistes, que sería lo mejor, pues tíralas de inmediato. Me partirás el corazón pero es parte de la superación. Te repito que si quieres las tires ahora.
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Siento un dolor intenso que no deja mover mi brazo derecho, pero debo seguir escribiendo.
No me contaste que te ibas de retiro, pues lo escuché de alguien que ahora no recuerdo mi querida Gina, tampoco me vas a contar todo pues no soy nadie y ahora menos, por que se que ya no soy especial para ti, tal vez ahora hay alguien.
No es necesario que me expliques el motivo, espero lo hagas con toda confianza.
No fui lo suficientemente valiente como para decirte ciertas cosas, maldición ni siquiera aquí me animo, que lamentable soy.
El silencio me condena por varios minutos. Uno –pienso en todo lo escrito–, dos -quiero leer lo escrito, pero no puedo-, tres –tiempo–


Ya estoy listo para extraer de lo más profundo de mí ser las respuestas y tal vez más preguntas sobre mí y sobre ti.
Sabes, e pasado el tiempo suficiente con la soledad que me llena de frío y dolores y estoy dispuesto a dejarla ir, se que no es un intercambio equivalente, pero nada es justo en esta vida.

Me gustas, lamento que sea de esta forma que te enteres pero ya estoy harto de callármelo hasta en escritos, fuera de miedos y penumbras acumuladas en este melancólico cuerpo que yace taciturno en agonía de la luz.
Llorándole al recuerdo de tus ojos por esperar, y entiendo que quieras continuar y no se si esto nos haga sufrir si es el lugar correcto para reencontrarte dentro y amarte dentro…
Recuerdo bien el lugar donde te perdí, y el viento golpeaba mi muro de tiempo sin lugar. Quisiera reencontrarte dentro y amarte dentro de mí, una vez más.

Si tal vez será, o tal vez no será, tal vez será, tal vez será.
Olvídame corazón si esa es tu elección, si mi amor rasga tu corazón castígalo, pues a él no le importan tus amores, ni tu pasado esos pequeños errores no detendrán mi impulso por amarte. Espero ser yo el que haya nacido para amarte más allá del saber.

Esperaré, pues no importa cuanto me hiera sin la piedad que no merezco, una visita más.
Aunque dentro me esté muriendo, esto debe continuar.
Aunque otro te bese, un verso será escrito.
Aunque ahora sólo queden palabras que callar y el final se acerque inminente, confieso que tengo pena, por suponer que te podré olvidar.
Por ti escribiría por lo que me queda de vida, pero sólo son palabras, líneas sólo eso.

Soy un par de líneas esperando que alguien las lea y mirando dentro de si, imagine lo que soy.
Pido demasiado para ser líneas, mejor olvídalo.


No me olvides.

A Lucio


A Lucio
Lucio se sentaba atrás a la derecha del salón de estudios, escuchaba la clase y conversaba con algunos compañeros. Mi primera impresión sobre aquel muchacho fue muy mala porque no aceptaba amistades que hablaran con muchas lisuras ni palabras soeces y francamente no tenía intenciones de hablar con él por temor a que me calificaran como un grosero. Tengo algo de miedo al rechazo por eso mi comportamiento cambió cuando ingresé al nivel secundario y ahora me encuentro cursando estudios superiores, bueno en todo caso no había forma o manera de ligarlo a mi círculo.
Una mañana con un frío como el de hoy me obligaron a laborar en equipo a decisión del profesor y me negué tácitamente, lamentablemente no pude expresarlo y el grupo se formó.
Mientras hacíamos la dinámica lo observaba minuciosamente pero sin perder la ilación con mi labor en aquel equipo, yo daba mis puntos de vista y el resto hacía lo mismo hasta que por mayoría o por imposición tomábamos aquella idea y la plasmábamos en hojas para luego presentárselas al profesor. Ya me estaba cansando de vincularme con personas que no soporto y sólo me quedaba una sola cosa por hacer, otorgarle la primera y última oportunidad de cambiar y aceptarlo como prospecto de amigo pues en el receso entablamos una linda conversación con temas variados desde cómo nos llamábamos, cómo nos sentíamos, qué tal pasábamos el día y el tan irritante fútbol que debo reconocer soy un cero a la izquierda pues nunca me agradó jugarlo pero sí en Play Station, mi apenas querido casi amigo Lucio respondía mis inquietudes con movimientos gestuales con su rostro y manos lo que según mi poca información sobre las mentiras me daba a entender que su información era cierta.
Luego de conversar tras unos cortos treinta minutos en el receso me di cuenta que mientras él y yo conversábamos, no decía él ninguna grosería –yo me alegraba por Lucio- pero al retornar al salón y juntarse con algunos otros vulgares, regresaba al mundo de la chabacanería. Supongo ellos deben creer que hablar de esa manera o expresarse de esa manera se ve bien, pero no, están lejos de verse bien y muchas veces son rechazados o vetados por la sociedad y yo no quería que sucediera eso con mi buen casi amigo Lucio.
Los días transcurrían y poco a poco iba influyendo en su vida, yo me ubicaba en la segunda fila cuarta columna y obviamente estaba cerca de dónde el profesor estaba y atendía o prestaba más atención que los de atrás, y durante el primer ciclo Lucio no se cambió de lugar, él seguía atrincherado y defendiendo su asiento.
Yo tenía un círculo diferente, mis amigos eran Javier, un muchacho dos años menor que yo que decían era homosexual, pero ojo serlo no era una ofensa pues ser homosexual no es para nada insultante y por último qué les importaba, tenía a mi amiga Rosa, una muchacha un año mayor que alegraba mi horizonte con su bella figura y su bella personalidad y mi amigo Gian Carlos que era ácido en comentarios pero franco. Ellos eran mi círculo habitual.
Lestter era un muchacho que era aun más grosero que los inicios de Lucio aunque él se las daba de “canchero”, o sea aparentaba ser el experimentado con las mujeres y era muy ofensivo al expresarse no sé si él se daba cuenta o lo hacía sólo para llamar la atención de los demás con esas actitudes burdas, comentarios y chistes burdos también. Al inicio detestaba que Lucio se juntara con él, pero como casi todo, él al conocerme tuvo que moderar pues nunca cambió su manera de expresarse, Lestter se adaptó a mi personalidad y luego que mi amigo Javier se retiró y Rosa también – Gian también se retiró-ya había ganado nuevos amigos, amigos que me acompañarían al segundo ciclo, Lucio y Lestter.
Ya había cambiado muchas expresiones de mi buen amigo Lucio, ahora era Lucio Adán, el señor Lucio Adán, mi amigo.
Era de noche, ya no éramos los de antes. Por circunstancias ajenas a mí ya no éramos tres los amigos y ahora éramos cuatro, un nuevo integrante, él era José. José el muchacho risueño y amiguero que rápidamente nos compenetramos y nos volvimos íntimos amigos.

***Lucio, aun no termino de escribir, no desesperes.***